Hablar de inteligencia artificial (IA) en los tribunales chilenos ya no es ciencia ficción, si no que una necesidad. Nuestros juzgados civiles están saturados, los expedientes crecen sin parar y hoy, gracias al expediente electrónico, cualquiera puede sumar 100 documentos digitales con la misma facilidad con la que llenamos el carrito virtual de un supermercado. Y claro, alguien tiene que leer todo eso… y ese alguien es el juez.
En este panorama, la IA no debería verse como una amenaza a las garantías procesales ni como un robot dispuesto a arrebatarle la toga al magistrado. Al contrario, es una herramienta que puede fortalecerlas, permitiendo que el tiempo del juez no se consuma en tareas mecánicas que, aunque necesarias, podrían gestionarse de manera mucho más eficiente. Leer más